Hoy quiero, gracias a la generosidad de Rubén, escribir sobre un tema muy delicado: sobre la influencia de una familia en una comunidad y viceversa. Me refiero en particular a la familia Fernández.
Y es delicado el tema porque no se puede decir que he sido muy íntimo, durante largos períodos de tiempo, con miembros destacados de la familia. Es cierto que durante mi niñez y juventud trate con Faelo y Ernesto Pérez, hijos de Ramona Fernández, con Juan Luis Fernández, hijo de Chepe, dueño de una mente prodigiosa y el mayor conocedor en el país en problemas de propiedad de tierras. Y sin faltar a otros miembros de la familia también he tenido un trato especial, durante diversas etapas de mi vida, con Porfirito García, hijo de doña Fresa, ex rector de la UASD y diplomático por auto formación, en otras palabras, propiciador de un trato exquisito a los demás.
De los adultos sólo puedo nombrar a Agustín y a don Toño Fernández. Siendo este último quién me suministró la mayor parte de los datos, que complementan los que ya tenía, y que conforman esta narración. Lo referente a su hermano mayor Neno, no me los suministró don Toño, pues los hechos sobre su vida los recogí de diversas fuentes.
Es bueno recalcar que la familia Fernández de Baitoa tiene sus orígenes en los Fernández establecidos, durante la epoca anterior a 1600 en los alredores de la llamada villa de Puerto Real, hoy conocida Cabo Haitiano, y que merced a las despoblaciones forzadas de 1605 se pudieron establecer en los alrededores de Puñal. De Puñal tomaron, los Fernández de Baitoa, la ruta de las Charcas de Santiago, y de ahí Sabana Iglesia y Boca de los Rios.
Según llego a relatar Felipe Fernandez (Felipito) a su familiar Antonio Fernández, Don Toño, los Fernandez de Baitoa tienen su origen en Alejo Fernandez, originario de Puñal, que caso con Eudocia Franco, procedente de El Guano, quienes al casarse se establecieron en Boca de Los Rios, Baitoa. Esta pareja tuvo, entre otros, los siguientes hijos: Julio, Manuel, Jose Ramon (Mon), Felipe y Severiano.
Jose Ramon Fernandez caso con Carmen Fernandez de Sabana Iglesia. Esta pareja tuvo los siguientes hijos: Jose Ramon Fernandez Fernandez ( Moncito), Jose -Chepito- y Alejo. Fuera del matrimonio tuvo Jose Ramon Fernandez, padre de Moncito, a Juan Maria Fernández que en su vida fue un próspero comerciante con asiento en la Cruz Roja. Juan María Fernández, tuvo la visión, junto con Abraham Núnez de enviar a sus hijos Nicanor y Neftalí a estudiar en la Escuela Normal de Santiago, como podimos leer en la prensa del 8 de Febrero de 1927.
Un primo de Carmen Fernández - la de Sabana Iglesia- llamado Fruto Fernández se establecio en la Zanja de Baitoa, y tuvo como descendiente a Delfín Fernandez y este a su vez un biznieto Leonel Fernandez que llegó a ser Presidente de la República. Posiblemente fue Pablo Maria Fernandez, casado con Aurelia Arias, el hijo de Antonio Fernandez y Ana Josefa Núñez. Fue esta otra rama de los Fernández que siguió otro camino.
El último de los Ramón Fernández, es decir Moncito, adquirió tierra de no mucho valor para las viejas familias de Baitoa, proque no se dieron cuenta que lo que aún hoy conocemos como el Poblado, estaba en un cruce de caminos y por tanto un centro comercial importante. Es cierto que uno de los descendientes de los Pérez fundadores de Baitoa, Jesús María Pérez, tenía el centro comercial más grande en este Poblado, pero también es verdad que las familias de Baitoa, agricultores al fin, preferían vivir en sus callejones, el de los Pérez, o Pineda, el de los Núnez y de los Sánchez. O retirado cultivando tabaco en la Cruz Roja o caña de azucar en la Lima.
Pero los Fernández eran osados y comerciantes por instinto, diría yo. Por ejemplo Chepito murió en una situación no muy clara, probablemente fue asaltado y lanzado al mar, cuando cruzaba en viajes de negocios desde Samaná a Sabana de La Mar. Alejo Fernandez, si la memoria no nos falla fue un oficial que sirvio a las órdenes del general Manuel Sánchez durante el sitio a Santiago en 1914 y, por tanto, fue uno de los "come burros".
Es bueno senalar que para esa epoca Jose Ramón Fernandez, Moncito, casó con una joven de la sociedad de Santiago llamada Nina Valerio hija de Agustin Valerio y nieta de Fernando Valerio. Si, Fernando Valerio el de la carga de los andulleros. Siempre consideramos ese hecho como un acto atrevido. ¿ Qué hombre de campo de entonces casaba con lo más granado de la ciudad ?. Fue Moncito Fernández, pues, el más próspero comerciante de Baitoa que recorría casi todo el país en venta de andullos y compra de productos que llevaba a Baitoa para su venta. Su comercio movía unos cincuenta mil pesos (RD$50,000.00) cada quince dias y si entonces era mucho dinero, hoy equilvadría a mucho, mucho más.
El actual parque de Baitoa tiene su origen, queremos recordar en el año 1932, en un fuego que se inicia desde el almacén de don Moncito y se expande por todo el Poblado. Los terrenos donde está el parque fueron también arrasados por las llamas y su dueña decidió donarlos a la comunidad. Así tuvimos nuestro pequeño parque.
Y ahora nos centramos en esta familia en particular. ¿ Cuál fue la fecha de nacimiento de Moncito Fernández ?. No tenemos fecha exacta pero posiblemente nació antes de 1880. Y murió para 1955 aproximadamente. En toda su vida se le conoció como el comerciante de más visión en Baitoa. Para el jueves 8 de Febrero de 1927 se informaba, por ejemplo, en el periódico el Dia, que el andullero José María Fernández partía en negocios hacia la ciudad de San Francisco de Macorís.
Posiblemente le acompañaba ya en estos viajes su hijo favorito, Neno Fernández. Y esos viajes le pudieron abrir visión de los negocios, pero sobre todo despertaron su gusto por las bellas damas. Como saben los que tenemos alguna edad, Neno Fernández con los años casó con Ocha Fernández, hija de Juan Isidro Núnez, Juanico, que parece que sabía domar caballos. Pues conociendo de las andanzas de Neno celebró por todo lo alto, fotografías incluídas, el compromiso de noviazgo. La fotografía de tal noviazgo fue hecha llegar por Ocha al periódico de Santiago, que creemos fue el periódico El Día.
Tenía Neno Fernández otra novia en la ciudad de Moca. Y estaba ajeno a las maniobras de su novia de Baitoa. Así que grande fue su sorpresa cuando, en un viaje de negocios de su padre, decidió rendir homenaje a su novia mocana y recibir por saludo la copia de la foto que le había llegado via la prensa santiaguera. Pero Neno no era persona de amedentrarse. Pude enterarme, hasta por boca de algunas de las que fueron objetos de su requiebro, que Neno era persistente. Fui testigo en su hijo Julito, ido en trágicas circumstancias que la generación nacida antes de 1978 aun recuerda, de como acechaba y convencía a la dama de su pasión. Ayy, si el arroyo de Baitoa narrara sus secretos !
Antes de continuar con las aventuras de Neno Fernández me quiero detener algunas de las hijas de Moncito. Parece que para finales de los años 20 había competencia entre las mujeres Núnez y las Fernández en cuanto a celebración de bailes familiares. Especificamente en 1927.El 8 de Febrero es Africa Núnez quien celebra un tal baile en su casa familiar. Para el 3 de Marzo les responden con un baile casa de Neney Franco. Aquí compiten Africa Núñez y Maura Fernández. Para el 13 de Marzo hay otra velada en casa de José María Perez y allí se la lucen Maura y Ramona Fernández. No sabemos como siguió la competencia.
Pero de las hijas de Moncito Fernández la que sobresale es Fresa. Era el alma del grupo de teatro que organizaba esa gloria del arte nacional Luis Mercedes Miches, Macario, quien era entonces semi residente en Baitoa. Con su espíritu alegre y dicharachero tiene Fresa la osadía de preguntarle a Luis, delante de todo el público, "¿ Luis, será porque estás enamorado de mi que vienes tanto a Baitoa ?". Hubo malicia en la pregunta. Pues todos sabían que si bien era el amor lo que llevaba a a Macario a Baitoa, Macario, aún con su voz tan varonil, era según decimos hoy, de otras preferencias sexuales.
Era tan elegante Fresa que un día llega desde Santiago a casa de don Moncito, para asuntos propios de su oficio, un joven comerciante llamado Porfirio García, y al ver la elegancia de las chicas de Baitoa y fijar su vista en una de las damiselas que paseaba por el frente, le comentó a don Moncito : "pero que muchacha, más elegante. Con esa me gustaría casar". Don Moncito le respondió : "pero joven Porfiro, esa es Fresa, mi hija". Pero aún con esa respuesta dió a entender que no se opondría a sus designios. De ahí surgió un matrimonio que duró cerca de 70 años.
Porfirio García, sea dicho de paso, se estableció desde los años cincuenta en Santo Domingo, y sin que fuera su culpa, sino la de un máldito soplón de poca valía, su nombre figuró entre los 53 suspuestos comunistas que usó el gobierno de Johnson para justificar la invasión a República Dominicana. Don Porfirio había sido, en política, muy conservador, desde entonces cambió su visión del mundo.
Antonito Ferández nieto de Delfín Fernández, y padre de Leonel Fernandez, residía también en Santo Domingo durante la invasión norteamericana. Era entonces militar y secretario del Coronel Wessin y Wessin, a quien siempre agradeció las distinciones que tuvo con "este pobre diablo" de Baitoa, y, por tanto, se encontraba en el lado opuesto a Porfirio Garcia. Don Antonio tuvo la valentía y el honor de llamar por teléfono a don Porfirio para decirle que aunque estaban en lados opuestos eran sobre todo hermanos baitoeros. Gesto digno de baitoeros.
Ya que mencionamos de Antonio Fernández, debemos narrar como llegó a ser militar. Como estudiante en Baitoa sus condiscipulos lo recuerdan como el más brillante entre sus pares. La carrera militar fue la única via que le abría puertas de progreso. Pero, se quejaba amargamente, de que en la carrera militar si no tienes "enllaves" no avanzas. De nada le sirvió sus notables dotes hasta que Wessin le descubre.
Aún así las visitas que hacía el militar Antonio Fernández con su honrada esposa, hija de Eliseo Pérez, era haciendo pavoneo con sus galas militares. Tuvo la suerte de que los oponentes políticos de su hijo no llegaron a descubrir que Antonio Fernández fue el militar que le tocó llevar desde el palacio de justicia de Ciudad Nueva a los tiranicidas presos hasta la hacienda María donde fueron masacrados por el hijo de Trujillo.
Pero no todo es comercio y política en la familia Fernández. Si debemos hablar de sus exitos en los negocios están las firmas dedicadas a la construcción y a bienes raices que se hán dedicado los nietos de Moncito Fernández.
También está la relación con el más allá que han tenido algunos de ellos. Por ejemplo Agustín. Como sabemos Agustín fue la persona que primero llevó la televisión a Baitoa. Sería por el año 1956. Su casa, especialmente durante la semana aniversaria de La Voz Dominicana, se convertía en teatro del pueblo. Cinco centavos para el público dentro de la sala. Los demás gratis.
Regenteaba Agustín negocios donde se expendía cerveza y se oía música desde una vellonera. Su negocio era parada obligada de los turistas que llegaban a disfrutir del rio Yaque. Y lógico es que en época de patronales el movimiento en su negocio aumentase.
De ahí que Jardín, creo que para disgustar a mi madre, gustase de narrar esta supuesta doble prédica del sacerdote de turno en las patronales desde el púlpito: "Agustín Fernández será condenado en los cielos y la tierra". Todo según Jardín porque Agustín mantenía la música durante la misa. Así que, siempre según Jardin, Agustín tomaba una talega de dinero y se la llevaba al cura que, entonces, cambiaba el tono de su prédica a "Agustín Fernández, señores, será salvado en la tierra y en el cielo". Pero eso es pura historia de Jardín.
Lo que si me atrevo a afirmar como cierto lo que me comentaba de Agustín uno de sus sobrinos favoritos. Y es lo siguiente. Agustín al igual que toda la familia Fernández era muy dado a enamorarse. Cuando tenía un embullo muy feliz el hombre. Desaparecía el embullo, caía Agustín en un frenesí religioso queriendo convertir a todos sus contertulios. Hasta ahí, según su sobrino, la vida religiosa de Agustín Fernández.
Pero debemos continuar la saga de los Fernández en la vida de Neno. A inicios de la década de los cincuenta tuvo Neno la suerte de ganarse el premio mayor. Me contaron que se ganó cinco mil pesos. Eso era todo el dinero del mundo y algo más. Con ese dinero realizó dos de sus sueños. Viajó a Santo Domingo y alquiló una avioneta para conocer el vuelo aéreo en persona. Recuerde que para esa época lo normal era viajar en barcos de vapor. Además se compró una guagua para el transporte de pasajeros. No sabemos si fue esa la conocidad como la "choncha de Felipe" por el nombre del chofer que la conducía. El resto del dinero lo dedicó al amor, según dicen.
Lo cierto es que don Moncito no estuvo en mucha armonía con su hijo favorito y le recriminó amargamente. Resultado fue que la ropa de Neno, incluyendo su sombrero, apareció por el bañadero de hombres y Neno desapareció. Se pensó en el suicidió y ahogamiento. Y partidas de baitoeros recorrieron las orillas del Yaque para llevar paz a su familia. Don Moncito lloraba como un niño. A los cuatro días en el barranco de chivos que colinda con la finca de los Fernández, oculto entre unas mayas y en paños menores se encontró a Neno Fernández. El primero que corrió al enterarse de la nueva fue su padre, Don Moncito, que a viva voz prometió darle todo lo que quisiese.
Neno emigró a Santo Domingo con su familia. Algunas tragedias le acompañaron pero fue un negociante en esa urbe. Por los años 70 del pasado siglo regresó a Baitoa como predicador de su encontrada nueva fe cristiana. En Baitoa fundó una iglesia que al día de hoy es llevada por su hijo Pedro Pablo. Y doy fe de su visión de progreso tanto en el padre Don Neno como en el hijo Pilluli.
Sus prédicas fueron aceptadas y acogidos por muchos baitoeros. Su discurso: "busquen al señor, aunque sean pecadores. Todos me conocen y nadie fue más pecador que yo en esta comunidad." Aunque para efectos del discurso exageraba al hablar de su vida pasada fuí testigo como las personas mayores asentían de viva voz con su reclamo. Su pasado no se había olvidado.
Articulo by: Ramon Felipe Nunez
Fotos cortesia de: Marina Ramona Fernandez